E.U.,
2016.
Dirección:
David Ayer.
Guión:
David Ayer.
Fotografía:
Roman Vasyanov.
Intérpretes:
Will Smith, Viola Davis, Margot Robbie, Joel Kinnaman, entre otros.
Duración:
130 minutos.
Durante meses, más de un año, de
hecho, se escuchó hablar de esta cinta, protagonizada por un grupo de
“villanos” del Universo D.C. La premier del tráiler en la Comicon del año
pasado fue tan espectacular, que todo mundo se prendó de ella, de tal manera
que junto a Deadpool (mi crítica por acá) se volvió una de las más esperadas del
verano. Muchos caracteres se han escrito sobre Escuadrón suicida: Que si es la mejor película de superhéroes de la
historia, que si es una basura, etc. Lo cierto es que, rumores aparte, se ha
vuelto una verdadera locura (y si a esto sumamos que Universal, la
distribuidora de Warner en México, y Cinemex tuvieron un pleito como de
divorciados peleando la custodia del perro, las filas para entrar a verla en
Cinépolis son tan grandes que parece que están regalando tortas en un mitin del
PRI). Además de esto y de que nuevamente nuestros amigos de Rotten Tomatoes insisten en que
cualquier película que no sea de Marvel/Disney es peor que Sharknado (Anthony C. Ferrante, 2013), es no sólo inevitable, sino
forzoso que se hable y extensamente, de este trabajo.
Para
empezar, hay que aclarar que Escuadrón
suicida no es una obra mayor. El cine de superhéroes no ha dado, de hecho,
ninguna, por más que insistan los fanáticos del género. Ni El caballero de la noche (The Dark Knight, Christopher Nolan, 2008), ni 300 (Zack
Snyder, 2007), ni Watchmen (Zack Snyder, 2008), ni Capitán América y
el soldado del invierno (Captain America: The Winter Soldier, Anthony
& Joe Russo, 2014), lo son, así que no hay por qué rasgarse las vestiduras
porque el filme, es simplemente un divertimento, en toda la extensión de
la palabra.
La trama es
sencilla y de todos conocida: Una vieja más amargada que Lupita Dalesio, pero
igual de loca que Elba Esther Gordillo, decide reclutar a los peores villanos
de la historia para crear un equipo de “meta humanos” que pueda utilizar y si
es necesario, sacrificar, para salvar a la humanidad o para darle en la madre a
gobiernos enemigos.
Escuadrón…
es en realidad, una mezcla de Doce al patíbulo (The Dirty Dozen, Robert
Aldrich, 1967) con Los cazafantasmas (Ghostbusters, Ivan
Reitman, 1984) pero en ácidos. Frenética,
inofensiva, visualmente atractiva y bastante chabacana, no sería nada especial
si no fuera porque de pronto, aparecieron de la nada cientos de especialistas
en una historieta que no se había publicado formalmente en nuestro país. Y
todos empezaron a despotricar, ya porque Will Smith es el mero mero, o que si
Killer Crock es más feo que bonito y en fin, que #YaTeChingasteWey. Es decir,
el que no la ha visto, o es un monje tibetano o tiene tarjeta de invitado
Especial de Cinemex. Así que me voy a quitar la máscara de especialista en el
Escuadrón Suicida (que no lo soy, sólo he leído la etapa de Erick Larsen y el
TPB de los primeros seis números de la serie actual). Sólo puedo replicarle a
estos que hablan del protagonismo de Deadshoot que siempre ha sido el líder del
grupo, y que Killer Crock es más culero que bonito en las historietas porque en
realidad, ni siquiera es parte del Escuadrón, lo catafixiaron por King Shark,
porque era muy caro usar tanto CGI.
Creo que hay que hablar de ella como lo que
es: Una película comercial. En ese sentido, funciona muy bien: Cuenta con un
elenco muy acertado. Will Smith logra un personaje atractivo que deja lejos el
mal sabor de boca de sus últimas cintas, igual que Margot Robbie, que por fin
logra un protagónico a la medida y que se roba la película como Harley Queen, con
sus locas ocurrencias (y esa voz como de Shanik Berman con gripa). De más está
decir que quien sorprende es Jay Hernández, que arma un Diablo bastante más
profundo que lo que el pobre material de base que le dieron puede permitir.
Jared Leto como Joker logra un desempeño regular, sacado directamente de la escuela
de actuación “yo quiero ser Johny Depp, aunque Jonny le haya copiado toda la
vida a Jack Nicholson” (chequen, si no me creen, Black Mass, mi crítica
está por acá). Es quizá el actor que más
sufre al tratar de construir un personaje después de los dos impactantes
antecedentes que tiene, por supuesto, el ya fallecido Heath Ledger en El
caballero de la noche (The
Dark Knight, Christopher Nolan, 2008) y el legendario Nicholson en Batman (Tim Burton, 1989). Pensemos por
un momento que ni Ledger pudo librarse fácilmente de la comparación, e incluso,
en alguna ocasión mencionó que su principal influencia fue Jack Nicholson pero en
El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980). Y la excelente actuación de
Heath hace enmudecer cualquier escena del también correcto Leto, que por
desgracia, desde el principio tuvo que lidiar con muchos problemas, para al
final hacer un personaje poco inspirado, pero correcto. Los demás están bien,
sin llegar a lo sublime, funcionan para que los famosos puedan lucirse.
El
principal problema del filme se llama Batman
V Superman (chequen mi crítica por acá).
Y es un enorme problema porque Escuadrón…
tuvo que sufrir por su escaza calificación en Rotten Tomatoes (nuevamente los refiero a los artículos que escribí
sobre el sitio, acá y acá) y por el hecho de que el público le dio
la espalda al trabajo de Zack Snyder. Experimentó muchos cambios, mutilaciones,
personajes metidos con calzador y otros que prácticamente desaparecieron. El resultado
es una película con escenas inconexas, de poco desarrollo en las relaciones
entre los personajes, chistes metidos con calzador y sobre todo, de momentos de
mucha confusión. Confieso que la tuve que ver dos veces para entender qué es lo
que roba el Joker en los laboratorios que asalta. Y como ese hay muchos
momentos. Sin embargo, el resultado no era para los 26% de “frescura” que le
está reportando Rotten Tomatoes al momento de hacer este análisis. No es, ni de
lejos, la peor del género en lo que va del año, e incluso, si no fuera porque
odio hacer este tipo de comparaciones ociosas, diría que es superior a la mayoría
de las que se han estrenado de enero a la fecha, exceptuando la excéntrica Deadpool. Aunque bueno, no se le podía
pedir mucho a un trabajo de David Ayer, un cineasta que ha construido su carrera
a base de películas fundamentadas en temas interesantes y que terminan
volviéndose intrascendentes, como Corazones de hierro (Fury, 2014), que comienza como un
muy atractivo antecedente del Escuadrón suicida y termina siendo una peli
más de esas que pasan el domingo en TNT. En resumen, una obra por lo menos
divertida, que termina hundiéndose en la ambición y el miedo de un estudio,
ansioso de comerle el mandado a Marvel/Disney.
Para Adriana.
Te quiero porque disfrutas como nadie las películas pero sin perder la
objetividad. Al final, tu unicornio le puede perforar el estómago a un mal
director.
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