lunes, 8 de febrero de 2016

Anomalisa: Otra aproximación al cerebro de Charlie Kaufman



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Anomalisa (Anomalisa)

E.U., 2015

Dirección: Duke Johnson y Charlie Kaufman.

Guion: Charlie Kaufman, basado en su obra.

Fotografía: Joe Passarelli.

Voces: David Thewlis, Jennifer Jason Leigh y Tom Noonan.

Duración: 90 minutos.

¿Quieres ser John Malkovich? (Being John Malkovich, Spike Jonze, 1999) llegó de repente, para presentar a Charlie Kauffman, un guionista de T.V que de pronto saltó al cine, de forma sorprendente. Hofman no es otro escritor más, sino un tipo muy brillante, que sabe jugar con las estructuras dramáticas de forma inusual. Para él no existen géneros. Sus textos son considerados como comedias, porque de alguna manera hay qué acomodarlas en algún lado. Y con Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Michel Gondry, 2004) se volvió la súper estrella de los escritores de cine. Las cinco cintas que se realizaron posterior a ¿Quieres…? mostraron que para poder poner en escena sus escritos, se requieren mentes creativas, muy brillantes, demasiado enloquecidas. Y los directores de videos musicales, Spike Jonze y Michel Gondry, parecían ser los más adecuados, quizá por su experiencia en materiales que requieren mayor cuidado visual que narrativo (Confessions of a Dangerous Mind, de George Cloney, 2002, es el ejemplo de esto, demasiado cinematográfica y correcta, es ceirto, pero poco inspirada visualmente). Cuando decidió dejar de darles sus ideas a otros, empezó su calvario.

                Nueva York en escena (Synecdoche, New York, 2008), no resultó tan sorprendente. No porque fuera una mala cinta, sino porque el guionista estaba todavía muy verde en asuntos de dirección. No sabía muy bien cómo llevar a la pantalla eso que veía en su cabeza. Aun así, no era una mala ópera prima. Anomalisa (Idem, 2015), su tercera película, es quizá su confirmación como director de cine. Basada en su obra de teatro, el autor cuenta la historia de un conferencista, aburrido de la vida y ya en plena depresión, que conoce a la que piensa, podría ser la mujer de su vida. Pero al final, ni de su vida ni de bajada, ya que las cosas no son lo que él podría creer.

                Me van a disculpar, pero creo que por desgracia, una crítica a veces requiere algunos spoilers, trataré de no hacerlos muy evidentes, pero al final de cuentas, quien conoce a Kaufman, sabe que sus temas son más que recurrentes: La fragilidad de las relaciones humanas, la imposibilidad de amar porque se cruza el propio egoísmo, lo triste que es la existencia. Aquí, el personaje principal ve en los demás el mismo rostro, una y otra vez, escucha la misma voz en todos, y solamente una persona con la voz diferente, podría sacarlo de su miseria. Una obra mayor, es cierto, con una hermosa animación, que es a la vez, su fuerza y su debilidad.


                Una de las leyes de la robótica de Asimov, dice que una máquina debe asemejarse a los seres humanos, pero nunca parecerse tanto que pueda confundirse entre ellos. Eso es lo que pasa con Anomalisa. Como en Final Fantasy: The Spirit Within, (2001, de Motonori Sakakibara y Hironobu Sakaguchi), que usaba la computadora para hacer imágenes tan realistas que fracasó en taquilla, la animación de Duke Johnson, el otro director de la cinta, es tan naturalista que a veces es inevitable preguntarse por qué no la hicieron con actores. Quizá porque en la Condesa les gustan las cosas raras, como las camisas de American Apparel: Son iguales a las del tianguis, con los mismos materiales, e incluso más simples, pero cuestan diez veces más y están de moda. No me lo tomen a mal, me encantó, pero siento que hubiera tomado un café con leche en polvo.