lunes, 29 de febrero de 2016

Intensa-mente, para acabar pronto.



Intensa-Mente (Inside Out)
E.U, 2015
Dirección: Pete Docter y Ronnie del Carmen.
Guion: Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley.
Fotografía: Nathan Warner.
Intérpretes de voces: Amy Poehler, Phyllis Smith, Richard Kind, entre otros.
Duración: 94 minutos.



Mucho se ha hablado de esta cinta, y más ahora que injustamente ganó el Oscar a mejor largometraje animado. Aclaro desde ahora: No es una mala cinta, por el contrario, tiene muchos aciertos, pero son menos que los problemas con los que cuenta.
                La cinta cuenta la historia de Riley, una niña entrada en la pubertad, que es mudada de casa debido a que su padre acaba de ser contratado en un nuevo trabajo. A partir de ese momento comienza a cambiar su comportamiento, se vuelve irascible, temerosa, rebelde, vamos, se vuelve una adolescente. La novedad del caso es que desde que nace, tenemos la oportunidad de escuchar lo que pasa en su cabeza por la narración de, ni más ni menos, que la emoción dominante que tiene, la alegría. Es esta la verdadera protagonista de la cinta, la que tiene el viaje iniciático para entender qué está pasando con la niña y también, para darnos a saber cómo funcionan las emociones humanas. El mensaje al terminar la cinta es que todas nuestras emociones funcionan amalgamadas y que siempre hay una que es la que gobierna, puede ser Desagrado, Alegría, Tristeza, Miedo o Enojo. Nada más. No hay medias tintas.
                ¿Parece que estoy narrando un documental de Nat geo? ¿Es una peli educativa de esas de la OMS que pasaban en las escuelas? Pues no. Es un largometraje de Pixar. Ese es el problema de la cinta, que alarga innecesariamente algo que pudo condensarse en minutos.
                Cuando anunciaron la cinta, me parecía algo sorprendente y me moría de ganas de verla. Pero lo más curioso vino cuando la vi en compañía de mi sobrina, de la misma edad que la niña del filme y nos quedamos mirando uno al otro con cara de “¿para qué me trajiste a ver esto?”. El diseño de producción es muy ambiguo, en ocasiones es hermoso pero en otros, deja bastante que desear. Empezando con los personajes de las emociones, que son bastante feos, muy sencillos y poco inspirados, casi toda la cinta está inundada de referencias a lo visual de Dumbo (1941, Ben Sharpsteen, Wilfred Jackson, Norm Ferguson, Jack Kinney, Samuel Armstrong, Bill Roberts y John Elliotte) y a algunas cintas precisamente de esas que servían para cuestiones educativas. Vamos, bastante reto, de lo que tanto les gusta en la Condesa. Y también es muy parecida a un corto previo de Pixar, llamado Día y noche (Day and Night, 2010, Teddy Newton).
                Un personaje en particular ha causado mucha polémica. Cuando comento que no me gustó, muchos me la refrescan y otros me dan una palmada en la espalda: Bing Bong, alguien que nunca termina de cuajar. Es un amigo imaginario, creado por la niña Riley, que es mitad elefante, mitad bola de estambre, mitad no mamesquéeseso. Su personalidad es la de una especie de Jar Jar Binks pero a lo bestia y gordo. Para ser el producto de la imaginación de una niña, está bastante gacho. Que yo recuerde, los amigos imaginarios son simpáticos, como perritos, ratones, Jesucristo, una princesa. Pero este adefesio es de una pobreza visual que raya en lo franciscano. Y además, es muy desagradable su voz y su presencia. Cuando muere (la verdad, estamos a más de seis meses de su estreno, así que si no la has visto, ¿en qué planeta vives?) en lugar de sentir que te arrancan a ese amigo entrañable que tienes tanto tiempo de conocer (en años cine son como veinte años, en la vida real, una hora y cachito), la sensación es de una indiferencia que hasta hiela la sangre.
                Como película didáctica, siento que Intensamente es una joya. Es de esos filmes que serán obligados de hoy en adelante en las clases de la maestra Marthita, o en las escuelas de psicólogos, pedagogos, puericultistas y los cursos de actualización docente. Pero como película, toma elementos tan diversos que no funciona del todo. En ella se amalgaman los diversos estilos visuales de los que hablaba más arriba, más un realismo extremo en las escenas fuera de la mente de la niña, que a veces es mucho más bonito que lo que hay dentro. De cintas como Todo lo que quería saber sobre el sexo pero temía preguntar (Everything You Always Wanted To Know About Sex But Were Afraid To Ask, 1972, Woody Allen) imita la idea de el cuerpo humano como una máquina manejada por las emociones, lo cual había sido explotado en una serie de televisión que la verdad, nunca vi, pero que los autores de Intensa-Mente sí, incluso la mencionan muchos críticos como su principal influencia: Herman's Head, la cual, aunque en la página Doblaje Wikia menciona que se dobló al español y se tituló Dentro de la cabeza de Herman, no recuerdo haberla oído mencionar siquiera. En ella se cuenta la historia de Herman (lógicamente) quien transmite el análisis de eventos por medio de discusiones que ocurren dentro de su cabeza entre personajes que representan sus emociones.
                Dicen que cuando se planeaba la cinta, fue precisamente el tiempo en que John Lasseter recién se instalaba como Director Creativo de Disney, motivo por el cual descuidó un tanto las producciones del estudio que él mismo cofundó. Y eso se nota en las últimas cintas Pixar y en las del estudio del ratón, las cuales hoy por hoy son superiores a las del estudio de la lamparita.
                Para acabar, Intensa-Mente no es un fracaso, prueba de ellos es la base de fans con la que cuenta y el premio obtenido ayer. Pero eso no lo hace la mejor cinta animada de la historia, como muchos llegan a gritar a los cuatro vientos, y mucho menos la mejor de Pixar. Es mecánica, fría, parece hecha con un manual y está llena de clichés (tristeza es azul y feíta, se parece a Juanita, y alegría amarilla y bonita, como mi ex Alejandra). Vamos, para recibir un mensaje y reírme un rato, prefiero un capítulo de Los Simpson, antes de la temporada 16, claro.