lunes, 22 de febrero de 2016

Zootopia, Orwell quitando el sueño a Disney.


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Zootopia (Zootopia)

E.U., 2016

Dirección: Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush.

Guion: Jared Bush y Phil Johnston.

Fotografía: Nathan Warner.

Intérpretes de voces: Idris Elba, Ginnifer Goodwin, Jason Bateman, entre otros.

Duración: 108 minutos.







Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”.

George Orwell – Rebelión en la granja



Los animales antropomórficos han sido la marca de los estudios Disney desde su fundación. Así que Zootopia estaba destinada a ser una más de las cintas de “animalitos” de la casa Disney. Dumbo (Ben Sharpsteen, Wilfred Jackson, Norm Ferguson, Jack Kinney, Samuel Armstrong, Bill Roberts y John Elliotte, 1941), Bambi (David Hand, James Algar, Graham Heid, Samuel Armstrong, Bill Roberts, Norman Wright y Paul Satterfield, 1942), son ejemplos de esto. Cintas para niños. Casi todas tenían una calidad de animación impecable y argumentos cargados de una crueldad fuerte para la época (la mamá de Bambi sigue siendo un trauma para muchos hasta la fecha). Poco a poco se fue perdiendo la tradición de tener la cinta Disney del año, hasta el grado de que con Vacas vaqueras (Home on the Range, John Sandford, 2004) se anunció que se concentrarían en las cintas con animación 3D. No funcionó y casi desaparecen del cuadrante, y no fue sino hasta que entró John Lasseter, el líder de Pixar, como asesor creativo, que el estudio del ratoncito fue elevando su nivel. La princesa y el sapo (The Princess and the Frog, Ron Clements y John Musker, 2009), Ralph el demoledor (Wreck-It Ralph, Rich Moore, 2012), Frozen (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013) y Tinkerbell y la Bestia de Nunca Jamás (Tinker Bell and the Legend of the NeverBeast, Steve Loter, 2014), son muestras del cambio tan radical que sufrieron las cintas Disney, que ya tocan temas más serios y actuales, algo que habían evitado por décadas, específicamente desde la muerte de Walt Disney. Y si bien algo intentaron con La bella y la bestia (Beauty and the Beast, Gary Trousdale y Kirk Wise, 1991) y las demás películas de princesas de los noventas, el resto de sus animaciones se quedaron resagadas.

                Zootopia es quizá la cinta más madura y oscura en la historia de la casa del ratón. La forma que toma es la de un thriller del tipo pareja – dispareja, como Arma mortal (Lethal Weapon, Richard Donner, 1987), género que estuvo muy de moda en los años 80. Los Buddy thrillers, se caracterizan por usar dos personajes totalmente opuestos solucionando un caso, principalmente, dos policías de diferentes corporaciones o departamentos, o en este caso, la segunda variante más usada, que es la del policía y el criminal. Una conejita policía que creció en una granja y un zorro estafador serán los protagonistas de la cinta. El caso a investigar es la desaparición de 14 habitantes de la ciudad de Zootopia, los cuales tienen en común el pertenecer a la población que es minoría en la ciudad, los depredadores o carnívoros. Y si, a pesar de ser una cinta para niños, el asunto suena muy sórdido, lo que ven alrededor los personajes es bastante inquietante.

                Lo más interesante del filme es que sigue todas las reglas del género: Personajes de los cuales nadie espera nada, que no tiene nada en común y que al final del día aprenden no a sólo soportarse, sino a tener y disfrutar una amistad; un cuerpo policiaco liderado por un jefe necio, duro, pero eficiente y de buen corazón; un recepcionista que es el chistoso de la estación de policía, un viaje iniciático y muchas pero muchas bromas. Y sobre todo, un final sorpresivo. Uno de los directores de la cinta, Rich Moore, fue responsable de Ralph el demoledor, una de las animaciones más delirantes de los últimos tiempos. En ella, el director jugó con los clichés de los videojuegos y al saber que era imposible librarse de comparaciones, la plagó de referencias, cameos, etc. En este caso hace lo mismo, llenándola de referencias a otros filmes de este tipo. Y no sólo eso, juega con la idea de que son animales antropomórficos y los llena de prejuicios (la escena del club nudista está resuelta con un descaro que ni Adam Sandler en sus más vulgares momentos podría filmar), de reacciones que pretenden ser humanas pero que juegan con la idea de su naturaleza animal (el papá de Judy, la conejita, le dice que debe disfrutar la compañía de sus 200 hermanitos o los lobos comenzando un aullido colectivo), así como el asignarles tareas que juegan y satirizan la naturaleza humana (los osos son guardaespaldas, el león es el alcalde, los hamsters son los “Godínez”, las ratas los gánsteres, etc.). En este último sentido, la coneja granjera es la provinciana que sueña con ser algo más y el zorro la más baja de las especies, quizá un negro o un inmigrante latino.

                Aquí viene lo más asombroso de la película.

                La demografía de este mundo alternativo al nuestro, está compuesto por diferentes especies, las cuales están divididas en dos grandes grupos: Las presas, que son los animales que sirven de alimento y por lo tanto, son herbívoros; y los depredadores, los carnívoros, que son la minoría. En una parte se explica que son, únicamente, el 10% de la población total. Aunque quien gobierna es el león, o sea, un depredador, son el grupo más débil, porque son, en realidad, las mayorías las que importan. Los carnívoros ocupan los oficios de riesgo, como policías, bomberos, gente de limpia, ladrones, etc. Mientas los herbívoros se dedican a ocupar lugares en oficinas, diseñadores, etc. Es decir, en Zootopia hay clasismo. Y también hay racismo, hay supremacía blanca (los animales más blancos que te puedas imaginar) y hay minorías oprimidas que deben hacer lo que puedan para sobrevivir. Una sorpresa muy especial en el argumento, es que hay una referencia directa al consumo de drogas. Según la cinta, estas no son controladas por los dealers sino que hay un poder más elevado detrás de ellas y se trata sobre todo de obtener el control.

                En resumen, una cinta que analiza de forma ligera y divertida muchas cuestiones que chocan con la ideología propia del fundador del estudio que la produce. En varias ocasiones se ha acusado a Walt Disney de ser racista y misógino. La actriz Meryl Streep, en el año 2014, lo hizo durante una entrega de premios de la Asociación de Críticos de América, leyó, incluso, una carta de los años treinta en la que se rechazaba a una mujer de un trabajo en el estudio por su condición femenina. Y la nieta del mismo Disney confirmó la situación. Quizá Zootopia sea un trabajo hecho para desvincular a la productora de su propio fundador. Pero si es así, se puede decir que lo logra de forma espectacular.