El cine desde su nacimiento se
dio cuenta de lo fácil que es jugar con los sentimientos de la gente, y más
porque las imágenes en movimiento, la pantalla oscura y la música, permiten más
fácilmente generar empatía (y a veces, simpatía) con los personajes. Son
incontables las cintas que nos hacen llorar como chamaco a punto de recibir su
boleta, y por eso decidí darles a conocer algunos de los más angustiantes
finales de la historia del cine. No están todos los que son ni son todos los
que están, pero aquí les van. Verán que faltan Titanic, No se aceptan
devoluciones, La vida es bella, La
sociedad de los poetas muertos y cosas por el estilo, porque en realidad,
más que tristes, sus finales son chantajistas. Si falta alguna en la lista, se
aceptan sugerencias para hacer una segunda parte, con puras propuestas de
ustedes.
Corazón
valiente (Braveheart)
E.U.,
Irlanda, 1995.
Dirección:
Mel Gibson.
Guión:
Randall Wallace.
Fotografía:
John Toll.
Intérpretes:
Mel Gibson, Sophie Marceau, Ian Bannen, Brendan Gleeson, entre otros.
Duración:
177 minutos.
Si bien Mel Gibson se ganó el odio de gran parte del público
(generado principalmente por los medios de comunicación) por sus problemas de
alcoholismo y bipolaridad, no cabe duda que es un talentoso director. Ganó el
Oscar a mejor película con esta especie de biopic
(especie, porque no se sabe a ciencia cierta si existió William Wallace). El
final de la cinta, conocido por muchos, es desgarrador y triste, pero a la vez
esperanzador. Si no quieren que les pegue la chillona, no vean el videoclip.
Gladiador (Gladiator)
E.U., G.B., 2000.
Dirección: Ridley Scott.
Guión: John Logan, William Nicholson
y David Franzoni.
Fotografía: John Mathieson.
Intérpretes: Russell Crowe, Joaquín
Phoenix, Connie Nielsen, Richard Harris, entre otros.
Duración:
155 minutos.
Gladiador significó el regreso de la épica griega y romana al cine,
misma que dio grandes obras como Spartacus
(Stanley Kubrick, 1959, que también tiene un final muy triste). El
sacrifico final de Máximo Décimo Meridio será recordado como uno de las
conclusiones más lacrimógenas del cine.
Los puentes de Madison (The Bridges of
Madison County)
E.U.,
1995.
Dirección:
Clint Eastwood.
Guión:
Richard LaGravenese, basado en la novela de Robert James Waller.
Fotografía: Jack N. Green.
Intérpretes: Meryl Streep, Clint
Eastwood, Annie Corley, entre otros.
Duración:
134 minutos.
Clint Eastwood es quizá el mayor
cineasta norteamericano de la vieja guardia que queda vivo. Y lo digo porque es
capaz de pasar del western al cine de acción con la mano en la cintura. Sin
duda Los puentes de Madison, lo
descubrió también como uno de los que más lágrimas pueden llegar a sacar. A
medio camino de la crítica salvaje a los valores familiares norteamericanos y
el melodrama romántico, sin duda, ese final que demuestra que papá y mamá
también son seres humanos y se les aloca la hormona, generó que muchos salieran
nadando entre el océano de lágrimas que se formaba en los cines.
Dinero del cielo (Pennies from
Heaven)
E.U., 1981.
Dirección: Herbert Ross.
Guión: Dennis Potter.
Fotografía: Gordon Willis.
Intérpretes: Steve Martin, Bernadette
Peters, Christopher Walken, entre otros.
Duración:
108 minutos.
Antes que Lars von Trier se
volviera famoso por su disque “originalísima puesta en escena” de Bailando en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000), Jean Luc
Godard en Una mujer es una mujer (Une femme est une femme, 1961) y Dennis
Potter, con Dinero del cielo, habían
jugado con la idea del musical como herramienta social. En el caso de Dinero…, fue una especie de serie de tv
musical que transmitió la BBC en 1977, y un par de años después llegaría a
Hollywood con una espectacular producción, interpretada por Bernardette Petters
y Steve Martin. Ambientada en la época de la depresión norteamericana, cuenta
la historia de una pareja maldita, que se entretiene viendo películas musicales
y escuchando canciones. Él es casado y ella es una triste y solitaria maestra
de escuela que nunca llegan a ser felices por muchas cosas. El desenlace de la
cinta, triste como pocos, es acompañado por una de las más dolorosas versiones
de la canción que le da título.
Cinema Paradiso (Nuovo Cinema Paradiso)
Italia, 1988.
Dirección: Giuseppe Tornatore.
Guión: Giuseppe Tornatore.
Fotografía: Blasco Giurato.
Intérpretes: Philippe Noiret, Salvatore Cascio, Marco
Leonardi, entre otros.
Duración:
155 minutos.
El cine italiano murió con
Fellini. Pero antes de esto, durante el centenario del cine, tuvo una etapa en
la que brilló por última vez. Dos de los filmes más recordados que homenajearon
al séptimo arte en 1989, fueron Splendor,
de Ettore Scola y Cinema Paradiso. La
segunda se volvió la más recordada, principalmente, por su hermoso y nostálgico
final. Si bien, vista objetivamente tiene una fórmula parecida a la de La vida es bella (risas, risas, risas,
momento triste, risas, risas, final triste), es una oda al cine que llega a
conmover hasta a los más cínicos, gracias, principalmente, al acertado score compuesto por Ennio Morricone.
Llegó a ser tan conocido que hay cientos y cientos de parodias del mismo. Como
dato curioso, hay una versión de la cinta que dura cerca de tres horas.
Chíllenle, mis reyes.
Los
amantes del círculo polar
España,
1998.
Dirección:
Julio Medem.
Guión:
Julio Medem.
Fotografía:
Gonzalo Berridi.
Intérpretes:
Fele Martínez, Najwa Nimri, Nancho Novo, entre otros.
Duración:
114 minutos.
La de Medem resultó una de las
más sui géneris historias de amor, contada en forma cícilica, de atrás para
adelante y de vuelta. Se cuenta la historia de Otto y Ana, y cómo a pesar de
cruzarse una y otra vez, nunca pueden estar juntos. Es algo así como la primera
parte de Lucía y el sexo, del mismo
director. Una de las mejores películas españolas de la historia, así que si no
la han visto, búsquenla porque se van a arrepentir de no conocerla.
El
espíritu de la pasión (Bin-jip/3-Iron)
Corea del
Sur, 2004.
Dirección:
Kim Ki-duk.
Guión: Kim Ki-duk.
Fotografía:
Jang Seung-beck.
Intérpretes:
Lee Seung-yeon, Jae Hee, Kwon Hyuk-ho, entre otros.
Duración:
95 minutos.
La historia de amor de una pareja
que nunca habla y se comunica solamente con sus sentimientos. Para poder estar juntos,
él debe desarrollar la habilidad de caminar detrás de la gente sin que lo vean,
como un fantasma, y habitar para siempre escondido en la casa de su amada. A
pesar de que el final es feliz, hay un dejo de amargura que hace que tu corazón
salga apachurrado de la sala.
Deseando amar (Fa yeung nin
wa/In the Mood for Love)
Hong Kong, 2000.
Dirección: Wong Kar-wai.
Guión: Wong Kar-wai.
Fotografía: Christopher Doyle y Mark
Li Ping-Bing.
Intérpretes:
Tony Leung Chiu Wai, Maggie Cheung, Ping Lam Siu, entre otros.
Duración:
98 minutos.
Otra de esas historias de amores
que no pueden ser. En este caso, una pareja que descubre que sus respectivos
los engañan entre sí, y para vengarse, empiezan a hacer lo mismo, primero, de
forma ficticia, aunque esto al final los va a llevar a enamorarse. Un final que
te desarma, un secreto en una pared, y una de las fotografías más hermosas del
cine contemporáneo.
Golpes
del destino (Million Dollar Baby)
E.U.,
2004.
Dirección:Clint
Eastwood.
Guión:
Paul Haggis, basado en la novela Rope Burns: Stories From the Corner, de F.X.
Toole.
Fotografía: Tom Stern.
Intérpretes: Clint Eastwood, Hilary
Swank, Morgan Freeman, entre otros.
Duración:
132 minutos.
Otra vez, Eastwood nos puso a
chillar como puercos. Esta cinta no sólo nos hizo pensar que Hilary Swank era
buena actriz, sino que puso a flor de piel la discusión sobre la eutanasia.
Fuerte como un chingadazo, el final hace que gimoteen hasta los tipos más
duros.
La hora 25 (25th Hour)
E.U., 2002.
Dirección:
Spike Lee.
Guión:
David Benioff.
Fotografía:
Rodrigo Prieto.
Intérpretes:
Edward Norton, Barry Pepper, Philip Seymour Hoffman, Rosario Dawson, entre
otros.
Duración:
135 minutos.
Lee se especializó en hablar de
racismo, prácticamente en todas sus cintas se tocan temas de afroamericanos. La hora 25, es una de sus excepciones,
pero también una de sus cintas más logradas. Un dealer va a ser arrestado y tiene 24 horas para entregarse, así que
aprovecha su tiempo disponible para despedirse de sus seres queridos, sin saber
quién fue el que lo entregó. E.U. después del 11 de septiembre. La gente
paranoica y con resentimiento. La debilidad y la culpa que su gente adquirió
después de este incidente. Eso y más, analiza este filme, que es capaz de
derretir un hielo con un solo fotograma. Cuando todo termina, la fantasía de un final
feliz se hace presente
Manhattan (Manhattan)
E.U., 1979.
Dirección: Woody Allen.
Guión: Woody Allen y Marshall
Brickman.
Fotografía:
Gordon Willis.
Intérpretes:
Woody Allen, Diane Keaton, Mariel Hemingway, entre otros.
Duración:
96 minutos.
Una canción de amor para la
ciudad más hermosa del mundo es lo que hizo Woody Allen en esta, que para
muchos, es su obra maestra. Influyó a una generación completa de directores que
nunca llegaron ni mínimamente a igualarse con este agridulce cuento sobre un
escritor de chistes, enamorado de una mujer prohibida y con una relación con
una adolescente. La escena final es una muestra de por qué Allen se convirtió
en Woody Allen.
La sangre
de Romeo (Romeo Is Bleeding)
E.U.,
1993.
Dirección:
Peter Medak.
Guión:
Hilary Henkin.
Fotografía:
Dariusz Wolski.
Intérpretes:
Gary Oldman, Lena Olin, Annabella Sciorra, entre otros.
Duración:
100 minutos.
Cuando se habla de finales
tristes y patéticos, el de La sangre de
Romeo, es quizá el más doloroso. Un policía corrupto es envuelto en una
investigación sobre los asesinatos de una criminal tan loca como sexy. El
hombre, que tiene una hermosa esposa y una joven amante, verá cómo su mundo se
cae a pedazos. La frase final, es una de las más atormentadas que se han
escuchado en la gran pantalla.
Casablanca (Casablanca)
E.U.,
1942.
Dirección:
Michael Curtiz.
Guión: Julius J. Epstein, Philip G.
Epstein, Howard Koch y Casey Robinson.
Fotografía: Arthur Edeson.
Intérpretes: Humphrey Bogart, Ingrid
Bergman, Paul Henreid, Claude Rains, entre otros.
Duración:
102 minutos.
Clásico de clásicos. Sin ella no
puede haber lista de finales tristes. No hay mucho que decir al respecto, salvo
que existen cientos de parodias del mismo, desde Woody Allen hasta los Simpson
lo han imitado. El triste final no sólo es eso, sino una especie de estigma que
ha castigado el corazón de los norteamericanos durante más 70 años.
Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind)
E.U., 1939.
Dirección: Victor Fleming, George
Cukor y Sam Wood.
Guión:
Margaret Mitchell y Sidney Howard, sobre la novela homónima de la primera.
Fotografía:
Ernest Haller.
Intérpretes:
Clark Gable, Vivien Leigh, Leslie Howard, Olivia de Havilland, entre otros.
Duración:
224 minutos.
No queda mucho que decir que no
se haya dicho de la madre de la “épica romántica”. Majestuosa y eterna, la
escena final es otra de esas heridas que no pueden sanar los norteamericanos.
Ya es hora de que saquen otra bolsa de pañuelos.
Al azar
de Baltasar (Au hasard Balthazar)
Francia,
Suecia, 1966.
Dirección:
Robert Bresson.
Guión:
Robert Bresson.
Fotografía: Ghislain Cloquet.
Intérpretes:Anne
Wiazemsky, François Lafarge, Philippe Asselin, entre otros.
Duración:
95 minutos.
Más que triste, cruel como pocas,
la cinta de Bresson será recordada por ser la más cruda visión de la maldad
humana. Narra sobre un burrito y su dueña, y como sus caminos se van separando,
hasta que el pobre animal, ya viejo y enfermo, es abandonado a su suerte. El
final es tan ojete que hasta la fecha no he tenido el valor de volver a ver la
película. De hecho, no quise incluirlo, mejor les dejo el tráiler.
Triste
San Valentín (Blue Valentine)
E.U.,
2010.
Dirección:
Derek Cianfrance.
Guión:
Derek Cianfrance, Cami Delavigne, Joey Curtis.
Fotografía:
Andrij Parekh.
Intérpretes:
Ryan Gosling, Michelle Williams, Mike Vogel, entre otros.
Duración:
114 minutos.
En el caso de Triste San Valentín, toda la cinta y no
sólo el final son muy dolorosos. El deterioro de una pareja al paso del tiempo,
reflejada de forma muy despiadada. Al final, el amor como las luces de los fuegos
artificiales, se va agotando hasta dejarnos en la oscuridad.
Breve
encuentro (Brief Encounter)
G.B.,
1945.
Dirección: David Lean.
Guión: Noël Coward, David Lean,
Anthony Havelock Allan.
Fotografía:
Robert Krasker.
Intérpretes:
Celia Johnson, Trevor Howard, Stanley Holloway, Joyce Carey, entre otros.
Duración:
85 minutos.
Los encuentros de una pareja de
amantes que se conocen en un tren, desde el punto de vista de David Lean, es
algo así como la versión previa de Los
puentes de Madison, pero en versión verdaderamente desalmada. Todo está
narrado como si la mujer le contara lo ocurrido a su marido, pero en realidad
son sus recuerdos. Otra historia de amor imposible y otra crítica a lo frágil
de las relaciones familiares y sociales. Si quieren verla, por quí anda en Youtube.
Estallido
mortal (Blow
out)
E.U.,
1981.
Dirección:
Brian De Palma.
Guion:
Brian De Palma.
Fotografía:
Vilmos Zsigmond.
Intérpretes: John Travolta, Nancy
Allen, John Lithgow, Dennis Franz, entre otros.
Duración:
108 minutos.
Aunque es una reelaboración de Blow-Up (Michelangelo Antonioni, 1966),
la de De Palma tiene tintes de tragedia. Un sonidista, accidentalmente graba un
asesinato y junto a la chica que estuvo involucrada en lo mismo, empiezan a
investigar el suceso. El final es desesperanzador y Travolta demuestra que
cuando quiere puede ser un buen actor.
El
laberinto del fauno
México,
España, 2006.
Dirección:
Guillermo del Toro.
Guión:
Guillermo del Toro.
Fotografía:
Guillermo Navarro.
Intérpretes:
Ivana Baquero, Doug Jones, Sergi López, Ariadna Gil, entre otros.
Duración:
112 minutos.
Del Toro engañó al mundo al
hacernos creer que era el sucesor de Tim Burton. Y con este filme alcanzó
alturas de artista tales que ni él mismo ha podido alcanzar. Análisis de la
maldad inherente en el ser humano, así como de la fuerza de la imaginación, el
final es tanto liberador como terrible. ¿Ya qué les digo?, si no la han visto,
perdieron su carnet de cinéfilos.
El hombre
araña (Spider-Man)
E.U.,
2002.
Dirección:
Sam Raimi.
Guión:
David Koepp.
Fotografía:
Don Burgess.
Intérpretes:
Tobey Maguire, Willem Dafoe, Kirsten Dunst, James Franco, entre otros.
Duración:
121 minutos.
Con El hombre araña, Sam Raimi demostró que no sólo sabe al dedillo cómo
espantar a la gente, sino que también sabe hacerlos llorar. Más que por otra
cosa, sus cintas importaron por ver hasta dónde llevaba la relación entre Peter
y Mary Jane. El final de la primera cinta, es quizá el más apesadumbrado y
dolorido de todo el cine de superhéroes.
Y ahora, la mención honorífica:
Futurama: Jurrasic Bark (El perro de Fry)
Aunque no es película, es uno de
los finales más lastimeros que existe. Parte de la serie Futurama, el capítulo 2 de la quinta temporada, si no te hace
moquear, te hace aullar. Cuenta sobre el perro de Fry, Symur Diera, que lo
esperó hasta el día de su muerte. Muy triste.
Dedicado a Gisela, porque no le gustan los finales tristes.
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